10 septiembre, 2011

Manifiesto poético cargado de Balabras


Dejo de ser quien era en los puños y yemas solamente, para volcarse en los labios y garganta, para levantarse del falso cobijo plano resbalando sobre negro, donde en realidad se oculta lo blanco que se calla.

Se crece como enredadera por entre la tecnología y sus huesos electrónicos y audiovisuales, por entre los pulsos y taquicardes sonoros y los latidos orgánicos, en las costumbres filosóficas tradicionales y las contemporáneas, entre las lenguas ancestras dominantes y los idiomas indígenas, los dialectos y neologismos.

Monta espirales cubiertos de viento y camiones, desenfrena los corazones mentes de policías, universitarios y choferes encasillados, amas de casa, vendedores ambulantes y empresarios chicos, grandes y medianos.

No hay objeción en que se le discuta el ser activista, antimoral, moral, anarquista,  ambientalista, delirante, hijo e hija de ismos, corrientes, arroyos, montañas, zonas arqueológicas, eróticas, prohibidas; porque es madre y padre y también hija e hijo y clon y aborto y tiempo de estas.

No importa que su ser deje de ser SER para estar siendo. Importa que lo que es, sea consciente que lo es­­; que el mundo, la realidad, la locura, el hambre, el yo, sean el mundo, la muerte, el delirio, el tiempo, la locura, el hambre, lo sagrado, el yo, el sueño, la realidad.


Está en la calle, en el mundo, vagando entre las banquetas y cruceros, de la mano del invidente y ofertándose en la bocina rodante del tamalero, en los baños públicos y los techos de los hoteles, en los separos, líneas del metro, playeras estampadas, salsas, servilletas y muestras gratis.

Abandona su umbral negro rodeado de blancura, su vida negra en mayúsculas y cursivas, para migrar por finitos eternos entre los sonidos, el aire, el aliento; entre las costas versolibristas, onomatopéyicas, sonantes, asonantes e improvisadas, imprevistas con bultos cargados de danza, música, teatro, performance, máscaras, malabares, anime, balabras.

Deja de ser superior y vidente y universal en todo tiempo y espacio, para ser en todo tiempo y espacio re-apropiado para serlo.

Es en un barco, en una capsula, en una bolsa-maleta rebosante de cabezas, secuestros, muertes y engaños.

Es suela y chicle de suela y a la vez anda sin calzado uniéndose al mundo, queriendo mostrarlo.

Invoca marchas, redadas, bailongos, antologías, tertulias, borracheras, orgias, festivales, documentales.
No deja de estar en algún lado para hallarse en otro, sino que se halla en todos, nuevos y viejos; incluso en el narco, el desempleo, la drogadicción, los secuestros, las extorsiones, los levantones y descabezados.

Y no se basta ser color blanco y negro.

Y no se basta ser en voz alta o baja, al oído o en grito, al comienzo del acto erótico o durante el orgasmo del fin del mundo.

Y no se basta ser en megáfono, micrófono o en algún medio electrónico, en la piel en tatuaje o en las mantas colgantes o en los cartones muertos siempre vivos entre las nuevas manos.

Quiere y logra estar entre la gente, las bardas y paredes, muros y enrejados.

 “…sabe que la congoja del mundo es más grande que su propia congoja”. Es un revólver en medio del dolor del mundo. Y no toma balas ni metrallas, y no tiene balas ni metrallas. Lo que tiene se llaman balabras.  

Bang             bang             bang.

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